Experiencia ridícula

Vivo a la espera de una aventura ridícula, aquella que me haga reír conscientemente.

Ridícula es una palabra que por mi esquema mental me suena un tanto desagradable nombrarla o escucharla, pero en cambio conlleva un bonito significado.

La palabra ridículo tuvo su origen en el latín “ridiculus” vocablo integrado por el verbo “ridere” con el significado de “reír” más el sufijo “culum” que alude a lo que se usa como instrumento.

Hablo de esas experiencias que me hacen sentirme estupefacta, que me dejan en shock porque no me las esperaba, me rompe esquemas mentales, visiones no acostumbradas a percibir, que me hacen sentirme pequeña, humillada o demasiada grande porque me mueven emociones y me hacen sentirte mal, fatal, cerrando mi corazón, o poderosa y mejor acrecentado mi ego.

Aquella experiencia en la que se juzga cuando ves a alguien… y entonces la palabra ridícula se manifiesta como aquella que me resulta tan desagradable escuchar.

Cuando alguien me muestra una de estas experiencias en las que juzgo y mis emociones bailotean rompiéndome patrones imaginados de lo que debería ser…entonces la experiencia ridícula es enormemente maravillosa pues me hace aceptar algo de lo cual no me sentía preparada, y es en estos momentos cuando se debe dar las gracias a esas personas, a esas experiencias ridículas, a ese ser que ha roto mis esquemas fijos, mis pre.juicios… porque cuando me vea enjuiciando respiraré y pensaré ¿Y porque no? ¿Por qué no puedo dejar y permitir que esa persona sea así o que esa situación se desarrolle así?… Lo que yo quiero que sea o pase sólo es fruto de mi ego, y entonces, vuelvo a recordar el verdadero significado de ridiculus…ridere…¡REIR! …y me harto a reírme a carcajada de mi misma porque aquella situación o persona que ha roto mis esquemas mentales y me ha hecho ahondar en las emociones de mi corazón, no ha hecho más que sanar una parte de mi.

Gracias sanadores.

Yo sigo buscando mis aventuras ridículas para seguir sanándome. ¿Te apuntas?

Volver a Artículos del Alma